El objetivo de la terapia es acompañarlos para que se sientan escuchados, orientados y apoyados. Darles nuevas soluciones a sus problemas aumentando la responsabilidad en la toma de decisiones y con ello una mayor autoconciencia, es decir, que puedan entender qué es lo que les está sucediendo.
Generalmente los adolescentes rechazan la existencia del problema, por ello la terapia se realiza primero con los padres para valorar qué tipo de intervención se necesita. Otra forma sería dando indicaciones concretas a los padres sobre cómo actuar con el hijo y el problema y una tercera es trabajar directamente con el adolescente.