La terapia gestalt en grupo ofrece un espacio donde las personas pueden conocerse mejor a través de la relación con los demás. En este tipo de trabajo, cada participante refleja aspectos del otro, generando un proceso de autoconocimiento y crecimiento compartido.
Más allá de hablar de uno mismo, se trata de vivir experiencias en un entorno de confianza, donde el grupo actúa como espejo, apoyo y estímulo para la transformación personal.
Si sientes que ha llegado el momento de reconectar contigo y explorar lo que estás viviendo desde una mirada más consciente, puedes iniciar tu proceso de terapia Gestalt con Marta Madorrán.
La terapia gestalt en grupo es una modalidad en la que varias personas trabajan juntas acompañadas por uno o varios terapeutas. El objetivo no es únicamente que cada participante hable de sus vivencias, sino que la interacción entre los miembros del grupo se convierta en una fuente de toma de conciencia.
El grupo funciona como un microcosmos de la vida cotidiana: en él se repiten patrones, emociones y formas de relación que luego se pueden observar, comprender y transformar dentro del proceso terapéutico. Cada encuentro se convierte en una oportunidad para darse cuenta de cómo uno se muestra ante los demás, cómo reacciona ante la cercanía, el conflicto o la diferencia, y cómo puede abrirse a nuevas maneras de vincularse.
Las sesiones suelen tener una duración de entre hora y media y dos horas.
El terapeuta crea un entorno seguro donde los participantes puedan expresarse con libertad y respeto.
Durante el encuentro:
A veces, el trabajo se centra en un miembro del grupo, mientras los demás observan y aprenden a través de la identificación. En otras ocasiones, se realizan ejercicios colectivos que implican a todos los presentes.
La experiencia grupal tiene un valor terapéutico único. Entre sus principales beneficios destacan:
El grupo se convierte en un espacio de apoyo mutuo, donde cada persona puede compartir sin ser juzgada. Saber que otros atraviesan procesos similares genera alivio y conexión.
Cada historia, emoción o reacción que se comparte en el grupo es una oportunidad para verse reflejado en los otros y descubrir aspectos propios que normalmente pasan desapercibidos.
Escuchar activamente y expresarse desde la autenticidad fortalece la capacidad de empatía, mejora la comunicación y enseña a sostener relaciones más conscientes.
En la terapia gestalt, el foco está en lo que ocurre en el presente, y el grupo amplifica esa vivencia. Las emociones se comparten y se transforman a medida que se expresan y se sostienen entre todos.
A través de las dinámicas grupales, se facilita la integración emocional y el aprendizaje vivencial, ayudando a que la persona se sienta más conectada consigo misma y con los demás.
Aunque ambas comparten los mismos fundamentos de la terapia gestalt, el trabajo grupal ofrece una perspectiva complementaria.
Mientras la terapia individual se centra en la relación entre paciente y terapeuta, en el grupo surgen múltiples espejos y experiencias compartidas que amplían la conciencia personal.
En grupo se aprende:
La energía del grupo potencia los avances individuales y crea un sentido de pertenencia que sostiene el proceso.
Esta modalidad es adecuada para personas que:
También puede combinarse con la terapia individual, ya que ambas se complementan de forma natural.
La terapia gestalt en grupo es un espacio de encuentro, honestidad y aprendizaje compartido.
En el contacto con los demás, uno se ve reflejado, se reconoce y aprende a relacionarse desde la autenticidad.
Participar en un grupo gestáltico es una forma de conocerse a través de la experiencia colectiva, descubriendo que cada emoción compartida nos acerca un poco más a quienes somos.
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